El refugio de Caritina Goyanes en los peores momentos de su vida: "Me entró un gran miedo"

Hace unos años, la recientemente fallecida, reconocía haber encontrado alivio a través de la fe cristiana en los momentos más complicados de su matrimonio
Caritina Goyanes y el poder de la fe cristiana para superar los peores momentos de su matrimonio
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Ha sido una tragedia. Una de esas que no deja ni un rincón donde resuene. Caritina Goyanes moría a los 46 años mientras se encontraba disfrutando de unos días en Marbella con su familia. La empresaria perdía el día anterior a uno de sus tíos y, hace escasas tres semanas, a su padre, Carlos Goyanes. Una historia que parece haber sido escrita por el más cruel de los guionistas y que ha provocado una ola de titulares recordando a la mayor de las dos hijas del mencionado Carlos y Cari Lapique.

Y, como siempre que sucede algo de estas características, no se ha tardado en bucear en el archivo para conocer, con mayor profundidad, a una mujer que despertaba simpatía y cariño entre quienes la conocían; también entre los medios de comunicación, con los que siempre tuvo un trato exquisito y estuvo dispuesto a remar a favor de obra. Con lo que nos hemos encontrado es con una entrevista que concedía en octubre de 2018 para Mater Mundi TV en la que reconocía que la fe le había servido de refugio en algunas de esas etapas que todos tenemos en la vida en las que se nos nubla el horizonte.

"La religión siempre ha estado muy presente en mi vida. Mi familia es católica", es como comienza esa charla a través de la que reconocía haber tenido "una adolescencia bastante normal y Dios la verdad es que estaba presente en mi vida, pero nunca en mi corazón". ¿Qué es lo que pasó? Pues que ella, que había ido a colegio de monjas, atravesó un mal momento que le hizo replantearse muchas cosas. Y lo contaba en ese vídeo con toda la naturalidad, pero sin esconder la crudeza.

Caritina Goyanes al lado de su marido, Antonio Matos, en una imagen de archivo

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El miedo convertido en ansiedad

"Cuando nació Cari, sobre todo, me entró como un miedo horrible a que alguna de esas patas que tenía perfecta -mi trabajo, mis amigas, mis planes, una vida social superactiva, mi casa monísima...-... De repente, decía: 'Es que, como me falle algo de esto, yo a ver qué hago'. Me entró un miedo a todo, pero a la pérdida más que nada y me volví un poco loca", explicaba antes de añadir: "No dejaba a mis hijos hacer absolutamente nada. Ese miedo se convirtió en ansiedad y me vi en un punto de mi vida en el que iba a toda velocidad, centrada en el trabajo para no pensar en nada más".

"Seguía con los mismos nervios y con un matrimonio vacío realmente, porque al final llegaba a casa y me encerraba a ver una serie para no pensar en el día a día", explicaba en el vídeo que te vamos a dejar bajo estas líneas, refiriéndose al yoga y la meditación como esas actividades que no consiguieron lo que sí hizo la fe. El mismo en el que, además, relata cómo un amigo le recomendó acudir a un Retiro de Emaús. A pesar de que, sostenía, le miraba y se preguntaba si estaba loco, resultó ser el remanso de paz que necesitaba una alma que, ahora, descansa en paz.




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