La aplaudida reflexión de Ángel Martín sobre la necesidad actual de la inmediatez: “No tendrás una recompensa”
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Ángel Martín ha dejado aparcado su informativo diario en las redes sociales durante sus vacaciones de verano, desconectando por completo. Pero ha querido hacer una excepción antes de volver en septiembre para compartir un vídeo en el que reflexiona sobre la necesidad que se tiene hoy en día de la inmediatez, algo que hace años no sucedía y gracias a lo que se trabajaba mucho más la paciencia, que ahora brilla por su ausencia.
“Por si te sirve: No todo lo que haces tiene un efecto inmediato”, ha escrito como descripción del vídeo. “Un vídeo reflexivo que a lo mejor no tiene ningún p*to sentido y lo estoy haciendo porque tengo muchísimo calor. Pero llevo muchas semanas encontrándome con algo que me está llamando mucho la atención y después de darle muchas vueltas he redactado algo por si te sirve. Está relacionado con una sensación de agobio que noto en la gente últimamente porque las cosas no les salen como creen que tienen que salir”, ha comenzado diciendo el humorista.
La reflexión de Ángel Martín sobre la necesidad de inmediatez
“No sé si te lo han dicho alguna vez, pero no todo lo que haces tiene un efecto inmediato. Uno de los motivos por los que te apetece rendirte es única y exclusivamente porque muchas veces no tendrás una recompensa súper evidente nada más terminar de hacer lo que sea que estés haciendo”, ha continuado reflexionando Ángel Martín en este vídeo. “Y lo que es peor, muchas veces cuando termines de hacer todo el trabajo puede que descubras que no has tenido en cuenta algo y te toque repetir”, ha continuado diciendo.
Y, para entenderlo mejor, ha buceado en su memoria y ha rescatado un recuerdo del pasado porque “es lo que tiene tener mi edad, que tengo ejemplos de viejo”, ha dicho entre risas. “Mucho antes de que los ordenadores fuesen lo que son ahora existía una revista en papel que era de videojuegos y que al final de cada ejemplar te regalaban una especie de código de programación que si tenías la suficiente paciencia para teclear en tu ordenador todas aquellas putas letras pues se convertía en un juego súper básico”, ha explicado.
Una reflexión de Ángel Martín muy aplaudida en redes
“Repito, si tenías la suficiente paciencia para teclear en tu ordenador todas aquellas letras, no si metías el USB donde estaba todo, no si descargabas un programa, no si escaneabas un QR, no, nada de eso. La única posibilidad de tener aquel juego en tu ordenador era sentarte frente a la pantalla y copiar letra a letra lo que ponía en aquellas dos últimas hojas”, ha comentado, recordando que en la mayoría de ocasiones te equivocabas al copiarlo o el que lo había escrito en la revista lo había puesto mal. Pero, aún así, lo revisabas las veces que hiciera falta para encontrar el error. “No había un programa que te dijera: ‘esta es la letra que está mal’. No, nada, cero. La única opción que tenías era revisar letra por letra para ver dónde mierda estaba el error con los dedos cruzados de que el error no estuviera en el tío que lo había puesto en la revista”, ha expresado. “Lo hacías. Porque sabías que el trabajo no terminaba cuando terminabas de copiar aquellas letras. El trabajo terminaba cuando terminabas de copiar bien aquellas letras”, ha dejado claro. “Llevo varias semanas pensando en que pertenezco a una generación que obviamente no era ni mejor ni peor, pero que tuvo la ventaja de descubrir ciertas cosas por su cuenta sin tener millones de vídeos de personas asegurándote que hacer tal o cual cosa es súper fácil. Mira, ninguna mierda es súper fácil. Te lo digo ya. Ninguna. O sea, nada. Nada es súper fácil. Ni limpiar un p*to espejo sin dejar alguna mancha es fácil. Nada. Las cosas solo empiezan a ser fáciles cuando las has hecho tantas veces que pareces un robot”, ha dejado claro. “Algunos necesitan días, otros semanas, otros meses y otros años. Pero te aseguro que si pones toda tu atención e insistes, aunque parezca que no está pasando nada, créeme que está pasando”, ha afirmado. “En fin, si este vídeo te ha servido de algo, pues cojonudo, y si no, pues por lo menos eso. Oye, mira, tres minutos y medio. Tampoco te va la vida. A mí, si te sirve para entender con la suficiente fuerza que no todo lo que haces tiene un efecto inmediato, yo contento. ¿Vale?”, ha concluido.
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