Roberta Medina, de Rock in Rio: "He crecido con el momento más importante de la historia de Freddie Mercury"

La vicepresidenta ejecutiva de Rock in Rio nos atiende en Lisboa durante la asistencia de CADENA 100 para cubrir el evento
Roberta Medina, vicepresidenta ejecutiva de Rock in Rio, atiende a la prensa española en su despacho
CADENA 100

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Roberta Medina lleva el Rock in Rio en las venas. Ella es la hija del creador de un evento que es mucho más que música. Que es una de esas experiencias que ofrecen un mix de actividades que elevan la visita a otro nivel. Cuando Roberto Medina puso en pie, en 1985, la primera edición, ella era una niña: "Me acuerdo de estar perdida en la construcción y poniéndome 'glitter' en el pelo", comienza explicando en una charla informal improvisada, en su despacho dentro de la Ciudad del Rock, con la prensa española.

CADENA 100 estuvo presente en esta décima edición, y fue uno de los medios que pudo escuchar, durante una hora larga, todo lo que tenía que ofrecer alguien que ha vivido en primera persona toda la historia: "He crecido con el momento más importante de la historia de Freddie Mercury", nos ubica desde el principio. Un instante que, según ella, tardó en tener un 'competidor' a la altura en el imaginario: "Hace un par de años tuvimos a Coldplay, en 2022. Hay momentos especiales que te das cuenta cuando pasan. No sabes por qué, pero lo sientes. Lo que pasó con Coldplay fue un momento historico. Después de 30 y tantos años y tienes un momento solo, ¿por qué? No lo sé explicar".

Roberta Medina durante su explicación a la prensa española del espíritu de Rock in Rio

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"Hemos cambiado la historia"

Alegre, sin perder la sonrisa y gesticulando, Roberta es consciente de que hay toda una generación de portugueses que no conocen su país sin Rock in Rio. "Hemos cambiado la historia", expresa antes de manifestar que "al lado de Brasil, el de Lisboa es un juego de niños". Tras una risa que se contagia en la sala, da algunos datos que soportan su sentencia: "Aquí hay 13.000 acreditados y en Brasil 25.000, solo para operar. En Brasil vendemos 100.000 'tickets' -en Lisboa 80.000 por día- y no son 7 días, son 4, pero no es solo eso". Al menos, no solo, porque, para ella, el espacio donde se asienta ahora, es lo realmente diferencial y, a la vez, lo que les acerca a Rio de Janeiro.

Porque Medina cree que Parque Tejo, donde está teniendo lugar por primera vez, es lo que les ha permitido dotar de esa identidad carioca a la cita. "Al final, ya está un poco más cercano del hermano mayor", se autofelicta. Eso sí, ha habido muchos obstáculos que sortear: "La compañía municipal decía que la gente en Lisboa no utiliza el autobús y hemos tenido muchos desafíos, nuevamente, como los pasamos en la primera edición. Cuando llegamos a Portugal, fue muy divertido, porque esto no es Brasil. Llegamos a España: esto no es Brasil ni es Portugal. Cuando llegamos a Estados Unidos, no es Portugal, España ni Brasil. Y no es. Hay que ponerlo todo en un caldero y sale una cultura nueva, para el país y para nosotros".

Para que la impronta de la marca permanezca por mucho más que ese par de semanas en las que se distribuyen los conciertos, Roberta y todo el equipo es consciente de que hay que "hacer cosas relevantes, por ejemplo, se puede inaugurar una exposición, que pase el verano entero". Y ya hay iniciativas sobre las que están trabajando y a las que entraba en esta conversación: "Una cosa que va a cambiar es que nosotros no invertimos mucho en comunicación internacional. Por ejemplo, trabajar con turismo: deberíamos hacer paquetes con los 'tour operadores'. el mercado portugués es pequeño y nuestro negocio está en vender entradas". Hace, además, una aclaración muy importante sobre este extremo: "Público presente y venta de entradas, son dos cosas diferentes. Como trabajamos con marcas, hay una cosa segura: va a estar siempre lleno. En términos de venta de entradas, esta siendo la edición más potente: vamos a agotar tres días, nunca había pasado".

Aún tenía alguna consideración más en mente con la que hacer ese dibujo: "El mercado es pequeño con una oferta muy grande y hay una protección de los promotores locales. Porque lo que es una ciudad aquí, para nosotros, en Brasil, es un barrio. Aquí, cada ciudad tiene su fiesta gratuita. Porque si la gente tiene poco dinero para ocio y tiene que hacer un esfuerzo por venir... El último estudio de una asociación portuguesa dice que el precio medio de los 'tickets' de los festivales en Portugal, de unos 300 -pero de 1.500 personas o de 800.000-, con más del 30% gratuitos, 23 euros. Yo no conozco uno que cueste esto".




¿Por qué se retiraron de Madrid?

Roberta no tenía problema alguno en explicar qué es lo que pasó con Madrid y por qué, desde 2012, la marca ha desaparecido de nuestro país. "Cuando llegamos a Madrid, lo anunciamos en 2007, 2008 crisis mundial económica: una puntería fenomenal. Mi opinión, que no soy una experta en el mercado español, los festivales internacionales aún no tenían tanta fuerza como hay ahora. En aquel momento teníamos Benicassim con 70.000 personas. Nosotros tuvimos 190.000 en Madrid, que es más pequeño que Portugal. La estrategia era que iba a crecer, pero con la crisis, decrecía en cada edición".

"Me acuerdo leer un artículo en 'Rolling Stone' que decía que la inversión en cultura de 2008 a 2012 en España había decrecido en un 80%", va con los datos en la mano antes de explicar cómo, si hay una máxima a la que no van a renunciar, es la de mantener el espíritu y el aroma que desprende este festival: "En la tercera edición tuvimos que cambiar cosas, como poner un DJ. Eso no es Rock in Rio. Igual que Marcaná en 1991, no es Rock in Rio. Rock in Rio no es solo conciertos, es tener a la gente junta, distinta... Tener un día feliz y mucha oferta. Y no es Maracaná: que vas, vesdos conciertos y te vas. Así como no es un DJ".

Roberta Medina, vicepresidenta ejecutiva de Rock in Rio

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No se plantean asentarlo en ningún otro punto de Europa. Ya bastante les ha costado esa identificación con la ciudad portuguesa. "Por primera vez en términos de imagen, estamos en Lisboa. Con ese escenario con el puente detrás", dice para dar paso a dos anécdotas que nos ilustran lo que quiere decir: "En 2013, Alicia Keys llegó a Portugal pensando que estaba en Rio. Metallica tocó dos veces aquí, en Rock in Rio Lisboa, cabeza de cartel. Llegan a Brasil en 2011 o 2013 y dicen: 'Qué bien, nos llevó más de 30 años tocar en Rock in Rio'. Mira, ya estuviste en Lisboa dos veces. El imaginario de esta generación no lo contempla".

Ante la cuestión de si es fácil o no cerrar a los artistas para Rock in Rio, de si con el paso de los años y las ediciones son más propensos al sí, con ese sentido del humor propio, responde: "Espero que ahora esperen a estar más encantados". Más allá de la broma, cuenta que "el público portugués es muy potente y canta todas las canciones. En Brasil solo cantan el estribillo, aquí todo. Los artistas salen muy contentos con ellos. Parece que, ahora, vamos a tener más fuerza para movernos". A ella, lo que le gusta de "Portugal es que es todo menos, Brasil es todo mucho".

Una estrategia medida para elegir a los artistas

"Ahora viene Aitana, pero ya está desarrollada. El público quiere a Aitana. Y eso tiene que pasar con cualquier artista. La gente lo escucha, lo quiere y viene. La experiencia de traer el rock brasileño aquí, no pega. Mi hijo de 11 años me dice quiero ver a este o a aquel", da una picelada sobre el criterio que utilizan para ir cerrando los nombres. Aunque hay un margen que se puede ejemplificar, perfectamente, con Iñigo Quintero: "Mi hija quería a Iñigo. Yo no sabía quién era. Lo que estamos haciendo es dejar algunas decisiones para un poco más adelante para poder coger a los cantantes que están en el top, que son fuertes en redes. Garantizamos traer estos fenómenos que, en cualquier momento, explotan".




Lo que diferencia a Rock in Rio

Rock in Rio puede considerarse un festival pionero en muchos aspectos, y Roberta tiene claro que hay una serie de factores diferenciales. "Los festivales son, usualmente, para el mismo perfil de público y para el mismo estilo musical. Rock in Rio, desde el 85, ha querido llegar a mucha gente distinta. Si miras los cabeza de cartel de la primera edición eran muy distintos. ¿Qué ha pasado desde que vinimos a Portugal? En 2001 lo que pasó es que en Brasil Rock in Rio es una bandera de una generación, es un Woodstock, por el tema de haber pasado en un momento determinado. El valor que la gente le dio no es algo que construimos nosotros. Los padres que fueron a la primera edición, llevaron a sus hijos a las siguientes. Vimos niños y no estaba hecho para niños".

Esto les llevó a enfrentarse a un nuevo reto. O, mejor dicho, a varios en uno: "La edición suguiente, en Portugal, lo preparamos para los niños. El público de la primera edición, ahora es mayor. El público mayor no quiere dificultad para comer, cerveza caliente ni los baños químicos. Ya han pasado ese punto. Se ha creado para ese público y los baños tienen que estar limpios". Eso no es todo: "También hemos sido los primeros en poner el foco en el público, nadie les ponía la luz. ¿Qué quiere decir el publicista? Lo que está pasando aquí de especial, es la gente. No el artista, porque ese concietro va a pasar en muchos lugares igual o parecidos. Pero esta gente está aquí y ahora. Lo que eso hace es que tenemos público mayor y uno menor".

"En Portugal es el único evento en el que van los niños con los padres juntos. No han fetsival tan familiar, tan amplio en 'target' ni en géneros musicales. Esto nos permite llegar a más gente. El pase de todos los días lo hacemos porque es una tradición, pero ya sabemos que no es significativo. ¿Alguien compra el pase para Scorpions y ed Sheeran?", una pregunta más que interesante y que deja muestra más que evidente de lo que es Rock in Rio: una suerte de Disneyland donde todos los públicos tienen su espacio y sus atenciones.

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