El atraco a mano armada que Paul McCartney sufrió durante la grabación de uno de sus discos: "Desesperados"

Paul MacCartney es una de esas figuras de la música que, a lo largo de las décadas que lleva en la primera línea de la industria, ha experimentado cosas que muchos podrían hasta no creer. Anécdotas que forman parte de su biografía y que están ligadas a su actividad profesional. Ahora, en una entrevista con motivo del 50 aniversario del 'Band on the Run', de Wings, ha contado una de esas historias terribles que le sucedieron y que pudo terminar de manera mucho más dramática.

Todo comenzó cuando el artista decidió grabar aquel disco, en el que estaban hits como 'Live And Let Die' y 'My Love', nada más y nada menos que en Lagos, Nigeria, un lugar cuanto menos inusual para grabar un álbum. “Era la época en la que la gente se iba a grabar al sur de Francia (los Stones estaban grabando allí 'Exile'), así que existía ese ambiente de grabación in situ. Sabía que EMI, nuestra compañía discográfica, tenía muchos estudios. Les dije a los chicos, ¿podéis darme una lista de los estudios que tenéis? Los miré y la lista era muy emocionante. Río era una posibilidad, China era una posibilidad. Y vi que tenían uno en Lagos. Pensé: 'Wow, Lagos hombre, ya sabes, África'. Me encantaban la música y los ritmos africanos”.       

      
“Pensé, vale, si voy a Río vamos a recoger tal vez una sensación latina. Si vamos a Lagos vamos a recoger una especie de sensación rítmica africana. Creo que exageré la idea, porque cuando llegamos allí hice el disco que quería hacer. Y hay un par de temas que tienen un poco de influencia africana, pero quizá no tanta como yo pensaba. Simplemente hicimos un disco de Wings. Pero eso es lo que era: Miré la lista y pensé: 'Wow, África. Lagos. Aventura. ¡Hagámoslo!'”.

No fue la mejor idea, porque no solamente se cayeron varios miembros de su equipo de grabación, seguramente “porque África está muy lejos”, sino que las condiciones en el país, y en el estudio no eran las mejores. De hecho, la instalación estaba a medio construir.

“Fue gracioso, porque cuando volvimos a casa había una carta de EMI que decía: 'Querido Paul, bajo ningún concepto vayas a Lagos. Ha habido un brote de cólera en Nigeria'. ¡Lo esquivamos todo! Sólo recibimos esa carta cuando regresamos, de lo contrario no creo que hubiéramos ido allí. Pero fueron tiempos salvajes”.

¿Y qué pasó con aquel estudio? “En África hacen una música estupenda y por aquel entonces no tenían la tecnología a la que estábamos acostumbrados; esperábamos que fuera un estudio EMI como Dios manda, pero no tenían cabinas de voz”.

"Creo que, en cierto modo, el ambiente un poco casero del estudio se impregnó en nuestra actitud. Ajustamos nuestras técnicas de grabación y lo conseguimos”.

Un atraco a mano armada... literalmente

Lo peor de todo llegó, quizás, cuando McCartney y su difunta esposa, Linda, decidieron salir a dar un paseo y explorar Lagos, un lugar pobre en el que una estrella de rock inglesa era un verdadero caramelito para potenciales maleantes.

“Habíamos estado visitando a algunos miembros de nuestro equipo en su casa y alguien dijo: '¿Queréis que os lleve a casa?'. Dijimos: 'Hace una noche preciosa, iremos andando'. Cuando llegamos a la carretera nos dimos cuenta... ¡nos habían advertido pero no hicimos caso porque estábamos desesperados! Caminábamos por donde nos habían dicho que no camináramos y yo llevaba cámaras, grabadoras, todos mis casetes en una bolsa y Linda también llevaba equipo fotográfico”. Mala idea.

“Se acerca un coche, un tipo baja la ventanilla y automáticamente pienso que es alguien que ofrece a llevarnos. Le digo: 'No, escucha, tío, de verdad que es genial. Muy amable por tu parte, pero no necesitamos que nos lleven'. Estábamos caminando y se alejaron. Veo a cinco o seis tipos locales que parecían un poco desconcertados. Siguieron calle abajo, yo los saludé con la mano y les dije: 'Qué amables'. Entonces, de repente, el coche se detuvo de nuevo. Esta vez se bajaron todos. Uno de los tipos sacó un cuchillo. Dije: 'Santo cielo. Espera un momento, no nos están ofreciendo llevarnos'. Me di cuenta y el tipo de repente me estaba apuntando con un cuchillo”.

“Les dimos todas nuestras cosas y volvieron al coche. Se largaron. Se habían ido por el camino equivocado, así que volvieron y nosotros estábamos diciendo: 'Oh no, están volviendo. ¡Vuelven a acabar con nosotros!'. Por suerte, se alejaron. Finalmente Linda y yo caminamos a casa. Había un viejo guardia de seguridad en nuestra casa con el rifle más antiguo de la Guerra Civil, no parecía que pudiera hacer mucho para ayudar. Nos metimos en la cama y dijimos: 'Olvídalo'. Y así lo hicimos. Al día siguiente fuimos al estudio y el director nos dijo: 'Tío, tenéis suerte de ser blancos. Si fuerais negros os habrían matado porque les preocuparía que les reconocierais'".

¿Lo más curioso de todo? Ahora mismo es posible que, en alguna casa de Lagos, alguien tenga unas maquetas de valor incalculable guardadas en algún rincón: “Sí - se llevaron los casetes de todas las demos. Y, por supuesto, no se dieron cuenta de que tenían valor o de si eran de alguna utilidad para alguien. Estoy seguro de que simplemente grabaron sobre ellas o simplemente las tiraron o las vendieron como casetes vírgenes. Así que tuve que tirar de memoria para grabar el álbum. Y eso estaba bien porque era una regla que John y yo siempre habíamos tenido porque entonces no teníamos casetes ni ningún dispositivo de grabación y siempre teníamos que recordar cosas. Solíamos decir: 'Si tú no puedes recordarlo, ¿cómo va a recordarlo la gente?'".