Las lecciones de vida de Teresa Perales y su dedicatoria más especial tras ganar medalla en los Paralímpicos

La nadadora se acordaba de una buena compañera tras colgarse la medalla número 28 en unos Juegos Paralímpicos
Teresa Perales y sus lecciones de vida tras ganar su medalla 28 en unos Juegos Paralímpicos
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El pasado sábado, Teresa Perales hacía historia. Más de la que ya había hecho en sus seis participaciones anterior en Juegos Paralímpicos. Porque igualar a Michael Phelps en número de medallas es algo que no está al alcance de muchos. O, más bien dicho, de nadie más que ellas. 28 metales paralímpicos son con los que cuenta una mujer que, para la cita en París, ha tenido que reaprender como consecuencia de un agravamento de su minusvalía que le ha dejado uno de sus brazos inmóvil.

Una vez fuera de la piscina y ya con su medalla al cuello, Teresa atendía a los medios. Y, de entre todo lo que salía por su boca, conmovía la dedicatoria de un metal con un carácter extra especial para ella. ¿Por qué? Pues porque su marido le pidió matrimonio a los pies de la Torre Eiffel y todas y cada una de las preseas que se han repartido y quedan por repartir en las citas olímpica y paralímpica de este 2024 llevan dentro material original del monumento referencia de Francia.

"Tengo mucha gente a la que dedicárselo, pero con permiso de toda mi familia, que son quien más se merece, de todo mi equipo técnico y de todos mis amigos, hoy se la voy a dedicar a Carolina Marín. Que me habría encantado verla subir al podio y verle ganar el oro. En ese caso, el oro", eran esas palabras con las que nos recordaba que, además de talento, esfuerzo y pundonor, tiene uno de los corazones más grandes del deporte nacional.



Cada palabra, una lección de vida

Más allá de ese precioso detalle con una Carolina que se tuvo que retirar cuando estaba acariciando la medalla con la punta de los dedos, Perales nos dejaba otra de esas lecciones de vida a las que ya nos ha acostumbrados. Sin hacer desaparecer su eterna sonrisa de la cara, explicaba: "He nadado con el corazón, sobre todo. He nadado, además, primero con mi propia esperanza y también para dar esperanza a mucha gente".

"Que la vida solo se acaba cuando se acaba. Pero mientras tengas un ratito por delante, tienes un montón de cosas por hacer y tienes la oportunidad de soñar y de hacer tus sueños realidad", era ese aprendizaja al que acompañaba con unas palabras de todo ese proceso por el que ha pasado hasta llegar a sumar esta nueva medalla a un palmarés que la convierte en la reina de la piscina paralímpica de todos los tiempos: "Esto parecía imposible cuando volví de Tokio y, durante estos tres años, cada vez parecía más difícil. Soñé muchas veces con ello y, al final, me he despertado para hacer el sueño realidad".



La desolación de Carolina Marín

El domingo 4 de agosto a todos se nos rompía no la rodilla, sino el alma. Con el partido de semifinales encarrilado, Carolina Marín decía adiós al sueño de los Juegos Olímpicos en París por una inoportuna lesión de rodilla. Intentaba seguir, pero, rápidamente, se daba cuenta de que no podía. Sin contener las lágrimas, pereo rechazando salir en silla de ruedas, abandonaba esa pista con un abrazo a su rival, la china He Bing Jiao a la que deseaba toda su suerte para la final. Durante todo este tiempo, había sido su entorno quien se había pronunciado.

Hasta el pasado 11 de agosto, cuando una de las leyendas en activo más grandes del deporte español publicaba un vídeo cargado de emociones y de esas explicaciones sobre lo que está experimentando que no había dado antes. "Aprovechando que se acaban los Juegos Olímpicos, quería mandaros a todos un mensaje ya que han pasado varios días de esa lesión tan grave que todos habéis sufrido junto conmigo, y me consta mucho ello. Ha sido un golpe muy duro. Creo que el golpe más duro de toda mi carrera deportiva. He pasado una, dos y esta es la tercera lesión de rodilla. No me lo esperaba para nada. Mi intención en estos Juegos Olímpicos era volver a España con una medalla de oro y no la he podido conseguir, pero, sin ninguna duda, he recibido otra medalla de oro que, más adelante, os explicaré a todos. Ha sido un golpe duro, sobre todo, porque cuando vas con el objetivo tan en mente, todos los entrenamientos tan duros a los que hemos tenido que sobreponernos, todo ese esfuerzo que un deportista se implcia para conseguir su sueño, todas las renuncias que un deportista tiene que hacer por consguir su gran sueño... y, de repente, el mundo te para por una grave lesión".





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